Abrir una libreta de clase por medio y encontrarte con un trozo de papel, en el cual habías apuntado hace tiempo, su nombre y un te quiero debajo de éste.
Leerlo una y otra vez, y darte cuenta de que sigues sintiendo lo mismo que antes, le sigues amando como el primer día.
Pero arrugas el papel y lo dejas en la mesa, mientras te quedas mirandolo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario